Y caí en la cuenta
Y en medio de mi gran complejo de inferioridad, me hice fuerte. Me hice dura. Me hice altiva. E ignoré a aquellos que eran como yo. Traté de pasarlos por encima. De mostrarles que la más fuerte era yo, la gran sobreviviente. Y pisoteé sus sueños, lastimé aún más sus almas. Sin darme cuenta de que se sentían como yo. De que eran tan víctimas como yo. De que estaban tristes como yo. De que sentían mucho miedo, como yo, y que lo tapaban con máscaras, máscaras de altanería, de orgullo, de dureza... Máscaras que no supe ver, tal como no veía las que yo misma me había creado. Ahora, muchos años después, cuando mis propias máscaras van cayendo desgastadas, caigo en la cuenta de que ellos eran igual que yo. Y que tal vez obstaculicé, junto a otros enmascarados, su crecimiento y liberación. Lo siento. Perdoname. Te amo. Gracias. Lo siento. Perdoname. Te amo. Gracias. Lo siento. Perdoname. Te amo. Gracias.